miércoles, 28 de julio de 2010

Cómo mejorar libro a libro: Stieg Larsson



Hoy hablaremos sobre el desde hace poco Gran Stieg Larsson. Considero que es el mejor ejemplo para ilustrar un tema que suelo debatir mucho últimamente.
Cuando hablamos de las películas y sus secuelas, siempre nos encontramos con la misma historia: "La primera no está mal, pero la segunda película es muy mala". Es algo muy habitual, y aún así seguimos viendo secuelas en el cine y esperamos que nos sorprendan. Y nunca lo consiguen.
Pero después nos encontramos con el caso de las novelas. En la mayoría de casos las secuelas nos sorprenden gratamente. Queda demostrado que los escritores mejoran con los años y con la práctica, salvo contadas excepciones (y normalmente cuando no ocurre así se debe a que la historia no da para más y se acaba la imaginación). Pero la calidad literaria sigue ahí, y por eso mismo quería hablar hoy de Stieg Larsson, ese escritor que nos ha sorprendido a todos con la saga Millenium y que tuvo un final tan trágico. A casi todos nos ha cautivado. ¿Quién nos iba a decir nosotros que a estas alturas nos iban a sorprender tan gratamente dentro de este género ya tan explotado? Pues él lo ha conseguido.
En la primera novela, Los hombres que no amaban a las mujeres, ya nos encontramos con un buen inicio de saga, y además con mucho misterio. Consigue que nos caiga bien alguien tan bizarro como Lisbeth, y nos consigue introducir en su mundo y que nos inspire pena y compasión, pese a su agrio carácter. En la segunda entrega, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, notamos cómo Larsson ha mejorado, y esta segunda entrega nos gusta incluso más (aunque siempre puede ser que nos guste más la primera). Y por último, con la última entrega, La reina del palacio de las corrientes de aire, consigue una culminación perfecta para la saga. Para empezar, si analizamos la novela, lo primero que encontramos es que ésta se desarrolla en e hospital. Larsson solo le da el alta al final, cuando tiene que asistir al juicio (y cuando, antes, debe estar unos días arrestada). Aún así, consigue no aburrirnos sin cambiar mucho de escenario, y disfrutamos con su lectura, consiguiendo que nos olvidemos de las dos entregas anteriores.

Si un escritor puede llegar a conseguir algo así con una saga, es bastante loable. Debido a esto Stieg Larsson debería ser (y lo será) recordado como un escritor efímero pero eficaz, cosa que muchos otros no han conseguido tras años y años de escribir novelas.

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