viernes, 30 de julio de 2010

Arthur Conan Doyle



Ya que muchas de mis publicaciones van a estar dedicadas a este autor en particular, no estaría de más que le dedicara una entrada de este humilde y desconocido blog (aunque nadie lo lea, le hago mi homenaje personal), para conocer un poco al responsable de la proliferación de muchos escritores de novela negra durante décadas.
Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nació en Edimburgo en 1859. En principio era médico naval, pero más tarde se doctoró y se trasladó a Portsmouth para formar una clínica. Según él, la clínica no tuvo nada de éxito, y tuvo tanto tiempo libre que se dedicó a escribir. En el campo amoroso, tuvo dos matrimonios: uno muy efímero que le dio dos hijas (su mujer murió de tuberculosis), y posteriormente otro más largo que le dio tres hijos más.
Con el tiempo se trasladó a Londres, para ejercer como oftalmólogo, y según su biografía, le dijo a su madre que quería matar a Sherlock Holmes. Fue gracias al consejo de ella que no lo acabó matando, si no dedicándose a escribir novelas históricas (y a la vez sus novelas más largas).
Doyle tuvo una vida larga: murió a los 71 años por un ataque al corazón, y su tumba se encuentra en Crowborough, Inglaterra, una localidad en la que residió durante 23 años.
Evidentemente su faceta más conocida es la que está relacionada con el famoso detective Sherlock Holmes, pero hay que decir que sus otras obras también merecen ser leídas por todos los seguidores de este autor (aquí dejo el enlace de Wikisource, con toda la información importante: http://es.wikisource.org/wiki/Arthur_Conan_Doyle).
Resulta curioso comprobar como un personaje puede hacerse tan conocido a nivel mediático, y convertirse incluso en un símbolo para muchas personas, y cómo el creador de dicho personaje puede resultar tan desconocido para muchos. Conocemos al personaje: dónde vive, cómo es, qué le molesta, cuáles son sus métodos... Pero cuando nos preguntan por el creador, que fue una persona real, nos perdemos.
A lo mejor eso tendría que cambiar, no sé yo.


miércoles, 28 de julio de 2010

Cómo mejorar libro a libro: Stieg Larsson



Hoy hablaremos sobre el desde hace poco Gran Stieg Larsson. Considero que es el mejor ejemplo para ilustrar un tema que suelo debatir mucho últimamente.
Cuando hablamos de las películas y sus secuelas, siempre nos encontramos con la misma historia: "La primera no está mal, pero la segunda película es muy mala". Es algo muy habitual, y aún así seguimos viendo secuelas en el cine y esperamos que nos sorprendan. Y nunca lo consiguen.
Pero después nos encontramos con el caso de las novelas. En la mayoría de casos las secuelas nos sorprenden gratamente. Queda demostrado que los escritores mejoran con los años y con la práctica, salvo contadas excepciones (y normalmente cuando no ocurre así se debe a que la historia no da para más y se acaba la imaginación). Pero la calidad literaria sigue ahí, y por eso mismo quería hablar hoy de Stieg Larsson, ese escritor que nos ha sorprendido a todos con la saga Millenium y que tuvo un final tan trágico. A casi todos nos ha cautivado. ¿Quién nos iba a decir nosotros que a estas alturas nos iban a sorprender tan gratamente dentro de este género ya tan explotado? Pues él lo ha conseguido.
En la primera novela, Los hombres que no amaban a las mujeres, ya nos encontramos con un buen inicio de saga, y además con mucho misterio. Consigue que nos caiga bien alguien tan bizarro como Lisbeth, y nos consigue introducir en su mundo y que nos inspire pena y compasión, pese a su agrio carácter. En la segunda entrega, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, notamos cómo Larsson ha mejorado, y esta segunda entrega nos gusta incluso más (aunque siempre puede ser que nos guste más la primera). Y por último, con la última entrega, La reina del palacio de las corrientes de aire, consigue una culminación perfecta para la saga. Para empezar, si analizamos la novela, lo primero que encontramos es que ésta se desarrolla en e hospital. Larsson solo le da el alta al final, cuando tiene que asistir al juicio (y cuando, antes, debe estar unos días arrestada). Aún así, consigue no aburrirnos sin cambiar mucho de escenario, y disfrutamos con su lectura, consiguiendo que nos olvidemos de las dos entregas anteriores.

Si un escritor puede llegar a conseguir algo así con una saga, es bastante loable. Debido a esto Stieg Larsson debería ser (y lo será) recordado como un escritor efímero pero eficaz, cosa que muchos otros no han conseguido tras años y años de escribir novelas.

lunes, 26 de julio de 2010

Sherlock y Poirot




No pretendo comparar a dos escritores tan diferentes como Sherlock Holmes y Hércule Poirot, pero sí comparar a los dos autores de estas sagas detectivescas. No me meteré en los métodos narrativos de Doyle y Christie, lo que haré es diferenciar entre las sensaciones que producen sus respectivas lecturas.
Para empezar, la principal diferencia es la que el lector siente cuando se introduce en la historia. Poirot deja que, aunque nuestra inteligencia no pueda compararse con la suya, barajemos entre diferentes sospechosos. Es característica notable de Agatha Christie la de dejar al lector que divague, y consigue casi siempre sorprendernos con el nombre del autor de la fechoría. Debo decir que este es un aspecto muy loable de la autora, ya que es la principal causa de que sus relatos y novelas nos enganchen hasta el final.
Pero claro, antes nos hemos encontrado cara a cara con el gran Sherlock. Hablamos de un superhombre, alguien con un nivel tan alto, que ni siquiera nos planteamos el hecho de seguir su razonamiento. Además, al ser informados desde el punto de vista de Watson, el cual tampoco intenta siquiera hacerle sombra (o al menos en los primeros relatos), nosotros nos sentimos identificados con él, y dejamos a la mente de Holmes que trabaje y resuelva los casos, tomando nosotros el papel de simples espectadores.
Ante esto debo ensalzar a Doyle, que aún no dejando al lector involucrarse en el caso, consigue que nos bebamos la historia, y nos introduce en curiosas situaciones.
A mi parecer, prefiero a Sherlock Holmes. No desprecio para nada a Poirot, pero no puedo elegirlo cuando conoces la gran influencia que ejerció el famoso detective en la narrativa de Agatha Christie. La verdad es que hubiese resultado muy curioso leer un crossover entre los dos detectives, aunque seguramente hubiésemos sido testigos de un choque de trenes: 2 personas con un ego exacerbado, con un autoestima por las nubes y con muy pocas ganas de que otro detective resuelva sus casos. ¿Quién sería el ganador de este curioso duelo? Este podría ser el motivo de un intenso debate en el que analizaríamos la personalidad de ambos, por eso no quiero entrar ahora en él (quizá más adelante me servirá como tema para otra entrada del Blog).
Por eso, la próxima vez que os releáis a Sherlock o a Poirot, quiero que analicéis todo lo que acabo de comentar, ya que os servirá para valorar más a ambos autores y quizá volver a disfrutar de todos los casos.


lunes, 19 de julio de 2010

Scarpetta




Podemos decir que Patricia Cornwell, después de 16 libros dedicados a los mismos personajes, no nos ha defraudado nunca. Hablamos de la saga de la forense Kay Scarpetta,que ha reclutado a miles de fans y que ha conseguido crear una nueva legión de jóvenes aficionados a la novela negra.
Para los que esto les suene a chino, podemos decir que la saga trata de una forense que se dedica a descubrir a los asesinos de los cadáveres que ella misma trata, junto a Peter Marino (un policía gordo y aficionado a la cerveza), Benton Wesley y Lucy Farinelly (su sobrina), además de algunos personajes más que se van uniendo o alejando durante el desarrollo de la trama.
Cuando he dicho que Cornwell nunca nos defrauda, me refiero a que simplemente da lo que el lector le pide: misterio, descripciones explícitas de las autopsias... Incluso algunas veces nos deleita con recetas italianas cocinadas por la propia forense. Consigue que aprecies a los personajes (incluso al insoportable Marino), que quieras saber más de ellos.
Patricia Cornwell ya tiene todos los 17 libros que componen la saga finiquitados, aunque solo hay publicados 16 en España. Hace pocos minutos he terminado el 16, llamado "Scarpetta", y vaya cómo me ha defraudado. No porque la historia sea mala (aunque las recuerdo mucho mejores), sino porque un lector aficionado a esta saga, lo mínimo que espera del penúltimo libro es un poco de originalidad, pero sobretodo de escándalo. Cuando uno termina el libro, le queda la sensación de que la autora ya está preparando el terreno para terminarlo todo: un par de relaciones se consolidan, se resuelve el caso casi tranquilamente... Vamos, que no deja posibilidad alguna de que desees leerte el último libro, simplemente sabes que lo harás porque es el final de un ciclo.
Pero bueno, de esperanzas se vive (o eso dicen) y yo voy a dar un voto de confianza a Patricia Cornwell. Quiero y espero que en el último estertor de esta saga nos sorprenda, que nos haga estremecer, que vuelva el misterio, los groserías de Pete Marino, la cocina que abre el apetito de Scarpetta, la locura por las armas de Lucy,o las conversaciones algo cómicas entre estos tres personajes. Quien sea aficionado a esta saga, me entenderá.
Y por supuesto, espero que la similitud en el nombre de las entregas 16 y la 17, "Scarpetta" y "El Factor Scarpetta", sea solo eso, precisamente, una similitud en el título de las obras.
Pero hay que reconocer que, aunque Patricia Cornwell nos acabe defraudando con el final de una saga, siempre nos quedará buena opinión de ella, por haber sabido captar la esencia de la novela negra, y sobretodo por haber conseguido captar público de ambos sexos sin recurrir a los eternos clichés.