Ya que muchas de mis publicaciones van a estar dedicadas a este autor en particular, no estaría de más que le dedicara una entrada de este humilde y desconocido blog (aunque nadie lo lea, le hago mi homenaje personal), para conocer un poco al responsable de la proliferación de muchos escritores de novela negra durante décadas.
Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nació en Edimburgo en 1859. En principio era médico naval, pero más tarde se doctoró y se trasladó a Portsmouth para formar una clínica. Según él, la clínica no tuvo nada de éxito, y tuvo tanto tiempo libre que se dedicó a escribir. En el campo amoroso, tuvo dos matrimonios: uno muy efímero que le dio dos hijas (su mujer murió de tuberculosis), y posteriormente otro más largo que le dio tres hijos más.
Con el tiempo se trasladó a Londres, para ejercer como oftalmólogo, y según su biografía, le dijo a su madre que quería matar a Sherlock Holmes. Fue gracias al consejo de ella que no lo acabó matando, si no dedicándose a escribir novelas históricas (y a la vez sus novelas más largas).
Doyle tuvo una vida larga: murió a los 71 años por un ataque al corazón, y su tumba se encuentra en Crowborough, Inglaterra, una localidad en la que residió durante 23 años.
Evidentemente su faceta más conocida es la que está relacionada con el famoso detective Sherlock Holmes, pero hay que decir que sus otras obras también merecen ser leídas por todos los seguidores de este autor (aquí dejo el enlace de Wikisource, con toda la información importante: http://es.wikisource.org/wiki/Arthur_Conan_Doyle).
Resulta curioso comprobar como un personaje puede hacerse tan conocido a nivel mediático, y convertirse incluso en un símbolo para muchas personas, y cómo el creador de dicho personaje puede resultar tan desconocido para muchos. Conocemos al personaje: dónde vive, cómo es, qué le molesta, cuáles son sus métodos... Pero cuando nos preguntan por el creador, que fue una persona real, nos perdemos.
A lo mejor eso tendría que cambiar, no sé yo.